07 de mayo, 2020 06:38
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Desde la aparición de las redes sociales, surgió un estridente coro de voces encendiendo la alarma sobre las debacles lingüísticas que sobrevendrían ahí. La realidad es, como siempre, mucho más compleja. Cuando la escritura informal tomó estado público gracias a las nuevas tecnologías, los hablantes hicieron lo que siempre hacen: establecer un código compartido. Eso permitió ampliar el rango expresivo de la escritura, que, hasta ese momento, solo había codificado un registro más bien neutro o formal. Lectura recomendada (en inglés): "Because Internet. Understanding the New Rules of Language" de Gretchen McCulloch. Leer más
Desde la aparición de las redes sociales, surgió un estridente coro de voces encendiendo la alarma sobre las debacles lingüísticas que sobrevendrían ahí. La realidad es, como siempre, mucho más compleja. Cuando la escritura informal tomó estado público gracias a las nuevas tecnologías, los hablantes hicieron lo que siempre hacen: establecer un código compartido. Eso permitió ampliar el rango expresivo de la escritura, que, hasta ese momento, solo había codificado un registro más bien neutro o formal. Lectura recomendada (en inglés): "Because Internet. Understanding the New Rules of Language" de Gretchen McCulloch.