21 de diciembre, 2019 10:30
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"(...) a propósito de la solidaridad, me venía a la cabeza un párrafo de La paz perpetua, un libro del filósofo prusiano Immanuel Kant, que en uno de sus pasajes famosos, al momento de pensar el contrato social, afirma que éste podría conformarse y sostenerse aun cuando los individuos que lo acuerdan fueran demonios. En otras palabras, si quienes conformamos un Estado, una sociedad o una comunidad fuésemos ángeles que siempre estamos pensando en lo mejor para el prójimo, probablemente no haría falta acordar ni siquiera la conformación de un Estado pues viviríamos libres en paz y armonía. Si la analogía es válida, el nuevo gobierno no puede idear una política cuyo éxito dependa de que los argentinos seamos solidarios porque no lo somos o en todo caso hay una buena parte que no lo es. Con esto no pretendo juzgar a nadie. Se trata simplemente de describir. Así, entonces, la nueva ley de emergencia se impone por el desastre heredado pero tendría que esbozar razones como para poder recibir también la aceptación de un pueblo que sea “insolidario”. En otras palabras, deberá funcionar y ser seductora aun cuando todos nos saquemos la careta y nos comportemos como lo que en buena parte somos: verdaderos demonios". Leer más
"(...) a propósito de la solidaridad, me venía a la cabeza un párrafo de La paz perpetua, un libro del filósofo prusiano Immanuel Kant, que en uno de sus pasajes famosos, al momento de pensar el contrato social, afirma que éste podría conformarse y sostenerse aun cuando los individuos que lo acuerdan fueran demonios. En otras palabras, si quienes conformamos un Estado, una sociedad o una comunidad fuésemos ángeles que siempre estamos pensando en lo mejor para el prójimo, probablemente no haría falta acordar ni siquiera la conformación de un Estado pues viviríamos libres en paz y armonía. Si la analogía es válida, el nuevo gobierno no puede idear una política cuyo éxito dependa de que los argentinos seamos solidarios porque no lo somos o en todo caso hay una buena parte que no lo es. Con esto no pretendo juzgar a nadie. Se trata simplemente de describir. Así, entonces, la nueva ley de emergencia se impone por el desastre heredado pero tendría que esbozar razones como para poder recibir también la aceptación de un pueblo que sea “insolidario”. En otras palabras, deberá funcionar y ser seductora aun cuando todos nos saquemos la careta y nos comportemos como lo que en buena parte somos: verdaderos demonios".
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