03 de julio, 2019 14:46
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Al repasar su propia trayectoria como docente e investigadora universitaria, la bioingeniera Carolina Tabernig aprovecha para semblantear las vicisitudes de un campo que ella junto a otros ayudó a desmalezar, cavar cimientos y levantar paredes, en tanto y en cuanto estuvo entre aquellos que formaron parte de la primera camada de graduados que recibieron su diploma el 3 de julio de 1992, más tarde convertido en el Día del Bioingeniero. A 27 años vista, acaba de recibir un alto reconocimiento por su tesis doctoral que concentra sus preocupaciones disciplinares. Leer más
Al repasar su propia trayectoria como docente e investigadora universitaria, la bioingeniera Carolina Tabernig aprovecha para semblantear las vicisitudes de un campo que ella junto a otros ayudó a desmalezar, cavar cimientos y levantar paredes, en tanto y en cuanto estuvo entre aquellos que formaron parte de la primera camada de graduados que recibieron su diploma el 3 de julio de 1992, más tarde convertido en el Día del Bioingeniero. A 27 años vista, acaba de recibir un alto reconocimiento por su tesis doctoral que concentra sus preocupaciones disciplinares.
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