03 de junio, 2022 17:10
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Entrevista a Daniel Rosso, periodista, sociólogo y docente. Fue subsecreatario de Medios de la Nación. Entrevista a Luis Zarranz, periodista docente, Lic. en comunicación y magister en Comunicación. Editorial de Larry Levy La prensa hegemónica no sólo se ha convertido en la vía de propaganda y difusión del poder real, sino que también se ha convertido en el brazo ejecutor de las sentencias de ese mismo poder… un poder totalizador parainstitucional que simbólicamente determina quien vive y quien muere, quien debe o no... participar de la vida social y política… quien representa la moral o lo inmoral y quien es el corrupto y el honrado. La prensa hegemónica no necesita probar lo que afirma… con sólo decirlo, con sólo comunicarlo... convierte su mensaje en una verdad revelada, absoluta... e irrefutable. Y con la complicidad de la Justicia, alineada con ese poder real, el mensajero se convierte en un soldado imbatible, en el amo absoluto de la subjetividad del receptor. La verdad, entonces, se convierte en un personaje secundario de la puesta en escena de esa ficción disciplinadora, en la cual los malos y los buenos son intercambiables de acuerdo a los intereses de ese poder real. Y es aquí dónde se nos acaba la descripción y debería entrar la reflexión, el pensamiento, la sospecha, la duda… y algunas preguntas... ¿Cuáles son los motivos del éxito arrollador del mensaje del Poder? ¿Tiene que ver con su contenido o con su reiteración sistemática y su masividad? ¿Y qué pasa con nuestro mensaje, con nuestros contenidos? ¿Nos habremos convertido en ineficaces polímatas? ¿Acaso nos covertimos en inertes exégetas de libretos ajenos? Quisiera que hoy, aquí, con nuestros invitados, podamos desarrollar algo de este tema, algo del mensaje, algo del transmisor y algo receptor sin obviar el contenido, ese “nuestro” contenido que no es otra cosa que nuestro proyecto de vida. Leer más
Entrevista a Daniel Rosso, periodista, sociólogo y docente. Fue subsecreatario de Medios de la Nación. Entrevista a Luis Zarranz, periodista docente, Lic. en comunicación y magister en Comunicación. Editorial de Larry Levy La prensa hegemónica no sólo se ha convertido en la vía de propaganda y difusión del poder real, sino que también se ha convertido en el brazo ejecutor de las sentencias de ese mismo poder… un poder totalizador parainstitucional que simbólicamente determina quien vive y quien muere, quien debe o no... participar de la vida social y política… quien representa la moral o lo inmoral y quien es el corrupto y el honrado. La prensa hegemónica no necesita probar lo que afirma… con sólo decirlo, con sólo comunicarlo... convierte su mensaje en una verdad revelada, absoluta... e irrefutable. Y con la complicidad de la Justicia, alineada con ese poder real, el mensajero se convierte en un soldado imbatible, en el amo absoluto de la subjetividad del receptor. La verdad, entonces, se convierte en un personaje secundario de la puesta en escena de esa ficción disciplinadora, en la cual los malos y los buenos son intercambiables de acuerdo a los intereses de ese poder real. Y es aquí dónde se nos acaba la descripción y debería entrar la reflexión, el pensamiento, la sospecha, la duda… y algunas preguntas... ¿Cuáles son los motivos del éxito arrollador del mensaje del Poder? ¿Tiene que ver con su contenido o con su reiteración sistemática y su masividad? ¿Y qué pasa con nuestro mensaje, con nuestros contenidos? ¿Nos habremos convertido en ineficaces polímatas? ¿Acaso nos covertimos en inertes exégetas de libretos ajenos? Quisiera que hoy, aquí, con nuestros invitados, podamos desarrollar algo de este tema, algo del mensaje, algo del transmisor y algo receptor sin obviar el contenido, ese “nuestro” contenido que no es otra cosa que nuestro proyecto de vida.