Indigna que los Senadores –y también los Diputados, los Funcionarios del actual gobierno Libertario, los Supremos de la Corte y altos Magistrados de la Justicia Federal- perciban ingresos tan abrumadoramente superiores a los salarios y haberes de miseria que cobran la mayoría de las y los trabajadores y las y los jubilados del país.
Pero, sin negar lo dicho, esto es una distracción mas, que se suma al entredicho, real o supuesto, entre Jamoncito y Vichacruel, como los llaman cariñosamente sus respectivos compinches.
Las peleas promovidas por el Gordo del Trollcenter, las burradas del Vocero rodeado de cien asesores a quienes no se les cae una verdad, los pronósticos sobre la supervivencia de Yuyito como primera Dama y sus posibles reemplazos, hasta el ataque brutal contra todo lo que signifique DDHH y construcción de comunidad, encubren el empobrecimiento veloz de los trabajadores y los sectores medios, los cierres de las empresas nacionales, la caída estrepitosa del consumo en especial alimentos y medicamentos, el páramo en que se convirtió la industria nacional. La cesión de la Hidrovía del Paraná, por decreto, y la disolución de la AGP, área del Estado que administra la Vía Troncal de Navegación y el Puerto de Bs. As. por donde circula el 80% de las exportaciones. El apotegma del actual gobierno bien podría ser “Nada de lo que deba producirse con trabajo argentino, será producido por este y en su beneficio”.
Se entiende que el Presidente se esfuerce en encontrar adjetivos y metáforas onanistas y animalistas para agraviar a sus adversarios, que somos todos y todas quienes osen contradecirlo, o, lo que es lo mismo, quienes se atrevan a enfrentar el paradigma Libertario de ser los más solícitos y serviles de las Corpo Tecnológico Financieras.
En el juego de los ganadores del sistema, a sectores de los Agronegocios les toca ser Pato de la Boda, pero esto no oculta que ellos siguen con su mesa bien atendida y lo que pierden por un lado, lo ganan por el otro, siempre a costa del pueblo de a pie, al que deparan una perspectiva sin derechos, sin políticas sociales que los protejan, sin expectativa de mejorar la suerte.
Pero en esto de los ciclos económicos y de las parábolas sociales que van de su mano, resulta que a cada Majestad le llega su escarmiento. En un mundo que la actual potencia de Occidente se encuentra en declive que tensa la lucha por hacerse de recursos vitales, el hecho mucho mas cercano de la parsimonia tiempista por la enorme paciencia de las organizaciones que en lo local debieran ponerse al frente del reclamo y defensa de los más humildes, hace sospechar que algo han acordado en el reparto.
Desde abajo, entre los privados de todo que nada pueden ya perder, se irá amasando la reacción, como se aprende tristemente con el cuero a detectar quienes son los amigos, quienes, los enemigos, y quienes, los hijos de puta.
Este tiempo de dolor no será en vano. Solo el pueblo salvará al pueblo.